La eficiencia interna del proceso educativo, desde el primer curso de la educación inicial hasta la culminación de la escuela en la media (grado 11º), se mide por medio de tasas como la cobertura, la aprobación, la reprobación y la deserción. Estos son indicadores del grado en que el sistema educativo logra sus objetivos con los esfuerzos y la inversión realizada por las familias, el gobierno y los diferentes actores del sistema. Cuanto mejores sean estos indicadores, más visible será la finalización efectiva de los ciclos de formación y los mayores estándares de calidad educativa.

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