Las instituciones educativas son el segundo hogar de millones de niños y jóvenes. En esa medida, la decisión de construcción y mantenimiento de obras de infraestructura tiene una gran influencia en la calidad de la educación brindada. Según Pacheco (2021), la calidad de los espacios donde se imparten conocimientos influye directamente en la motivación, el rendimiento académico y la salud física y emocional de los alumnos. Además, aulas bien diseñadas, equipadas con tecnología moderna y entornos que fomentan la colaboración y la creatividad, no solo facilitan el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que también contribuyen a crear un sentido de pertenencia y comunidad en los centros educativos (Pacheco, 2021).